Filosofía, política, literatura.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Dime tú el título


Como un veintinueve de Febrero, volví a tu calendario tras cuatro años sin saber de mí. Después de mil cuatrocientos sesenta días en los que te olvidaste de mi existencia aquí estoy, con un tarro en las manos que deja ver una etiqueta en la que pone “veinticuatro horas más”. Fui robándolas poco a poco, abriendo un agujero en cada reloj de arena que encontraba. Son para ti, para que se las regales a tus ojos. Para que estén abiertos hasta que Marzo llegue con sus carreras de flores; ¡a ver quién deja de ser un capullo antes!
Y así puedas ver, lo que los demás días solo te dejan mirar.

Volveré dentro del mismo tiempo que estuve desaparecido, pero ya no robaré más horas para ti. Reservaré quince minutos para que corras hacia el placer. Y que sea cosa tuya, y no mía, si desaparezco o no, al amanecer.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Una de piratas...

Una mujer en cada puerto,
un compadre en cada taberna.

Pero navego solo,
pues a nadie le gusta sentir en la cara,
la suave brisa del mar.

Yo manejo el timón, yo izo las velas,
yo friego en cubierta, y disparo el cañón.

Sin loro en el hombro,
y con todo el ron para mi,
no queda una gota de desastre,
pues también me lo bebí.

Desenfundo mi espada,
la enfrento a mis demonios,

pero en el último instante,
la echo hacia atrás,
pues yo soy el único hombre,
al que no puedo matar.

Inmortal soy entonces,
hasta que una ola me arrastre
y me entierre, en el fondo del mar.

Y mientras me hunda,
me iré encontrando mal,
pues me trague algo en mal estar:

mi orgullo de pirata,
con parche en los dos ojos,
y estos llenos de tequila y sal.

martes, 14 de febrero de 2012

¿San qué?


Qué creías, ¿que iba a escribir alguna pastelada porque en el Corte Inglés se están forrando gracias a los sentimientos de la gente? ¡Ja!
Para mi ha sido un día más, uno como otro cualquiera, frío al igual que su predecesor. Sigo con esta tos crónica, esta mueca de desconcierto, inactividad constante, y ojeras intermitentes.
Llámame egoísta, pero no pretendas que me enfrente yo solo a todo este ejército. Da gracias que respiro a duras penas.
No apago la luz por miedo a quedarme dormido, subo el volumen hasta que me duelan los oídos. Me mantiene en vilo. Alerta. Con las cosas claras.

Por mucho que intente convencerme de ello, los pulpos no saben bailar flamenco. No soy capaz de enseñarles; ya aprenderán ellos con el correr de las horas.
Nosotros nacemos aprendidos: sabemos amar de manera innata. Es la base de nuestro ser, aunque el tiempo y las circunstancias hagan que desaparezca poco a poco; de unos más que de otros.

Por eso me la suda el calendario. Deberían llamarlo día de las parejas; enamorados estamos todos, todos lo días del año. Sea de una persona, de una sonrisa, de una canción, de una droga, o de estas mismas líneas.

martes, 7 de febrero de 2012

Reformula el sentimiento.

Yo era libre entre tus faldas,
soberano de tus historias de medianoche,
conocedor de tus deseos,
siervo de tus tempestades incontroladas.

 Narrador de tus susurros,
fiel locutor de tus escuchas radiofónicas.

Compañero de penurias,
de locuras transitorias, sin más sentido
que el nosotros.

Programador de cada beso,
que silencioso volaba a tu bolsillo.

En detrimento de aquellos,
que se perdían por el camino,
en dirección contraria.

Ni fui, ni soy,
ni seré buen orador; tú escucha al papel.

Igual de sincero que la mano
de quien escribe con algo más que palabras,
y tinta negra.

Quisiera que este poema,
llevara tu nombre y apellidos impreso.

Pero no sería ético,
ni justo; que solo yo me desnudase,
en esta habitación.